Elija a alguien que ahora se haya ido, fallecido, alguien promedio y anodino. Un campesino, un don nadie, una clase media de por vida. Alguien cuyo nombre nunca aparecerá en registros históricos futuros. Señale la mayoría de las lápidas que encuentre. Allí están.
Lo más probable es que, en el gran esquema, vivieran Y murieran en vano. Como lo hará la mayoría de los que hayan vivido.
Las raras excepciones son aquellas cuya existencia cambió el mundo en alguna medida. Son ellos los que merecen reconocimiento.