¿Cómo consiguió la gente su fetiche de pisotear?

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  • La mayoría de los estudios psicológicos están de acuerdo en que todos los fetiches sexuales se generan en la primera infancia, es decir, durante lo que a menudo se considera como "los años formativos", durante los cuales se sientan las bases de la psique de por vida del individuo. Los psicólogos infantiles están de acuerdo en que este período comienza desde el nacimiento y continúa hasta aproximadamente los 5 años. La naturaleza o el tipo de fetiche puede variar, pero en prácticamente todos los casos se puede rastrear hasta algún evento o secuencia de eventos que fueron impresionables en el niño durante sus años de formación. Los eventos que ocurren durante los años de formación rara vez son reversibles. Es difícil identificar un evento "desencadenante" específico para un fetiche específico, aunque se han realizado estudios donde los resultados se consideraron relevantes.La mayoría de estos fueron el resultado de hipnoterapia o medicamentos del tipo "suero de la verdad" administrados o realizados en un entorno clínico (consultorio médico) y utilizados para explorar la memoria profunda de eventos que ocurrieron en el pasado. Para el fetiche de pisotear en particular, los hallazgos, aunque no concluyentes, sugieren que durante los años de formación el niño puede haber sido sometido de alguna manera a una experiencia muy dolorosa que probablemente involucró el pie o el zapato del mismo cuidador (padre, niñera, niñera, mayor hermano, etc.) de quien el niño recibe posteriormente un acto de contrición muy amoroso, como consolar al niño herido, pero en exceso.El niño (casi siempre hombre) a su vez forma un vínculo más fuerte con el cuidador (casi siempre mujer) como resultado directo del consuelo que le brinda la lesión (accidental pero a veces brutal) infligida por ella (es decir, pisar accidentalmente al niño) dedo con el tacón de su zapato y un peso considerable). En casos extremos, el niño puede desarrollar una asociación anormal entre el dolor y el placer, por ejemplo, en el caso de que el afecto de un cuidador sea tan placentero (postraumático) como para alentar al niño a buscar una nueva lesión de la misma fuente.El afecto puede ser tan placentero (postraumático) como para animar al niño a buscar una nueva lesión de la misma fuente.El afecto puede ser tan placentero (postraumático) como para animar al niño a buscar una nueva lesión de la misma fuente.

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